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PEDIDO DE NULIDAD ABSOLUTA DE LA DEUDA EXTERNA

In Sin categoría on enero 31, 2011 at 11:34 pm

La Patria será para nosotros un dolor que se lleva en el costado sin palabra ni grito
Leopoldo Marechal

En el mes de diciembre de 2009, un grupo de profesionales fueron llamados por el Juzgado Nº 2 Secretaría Nº 4 que tiene a su cargo la investigación iniciada por el Patriota Alejandro Olmos, a integrar un Grupo de Trabajo para colaborar en la investigación de la deuda externa, las circunstancias de modo,  de tiempo y  de lugar, así como la presunta defraudación de la Administración Pública, en la que habrían incurrido empresas del sector privado entre 1976 y 1983, la estatización de las mismas, el diseño, ejecución y renegociación fraudulenta de la deuda externa argentina materializada a través de los acuerdos de Nueva York  de 1985 y 1987, el Plan Brady de los años 1992/3, y las demás renegociaciones que le siguieron, excepto el llamado “megacanje” que se tramita en otra causa.

Ello les ha permitido tener acceso a la documentación presentada en esa causa, como así también en la anterior, expediente Nº 7723/ 98, más conocida como causa “Olmos 1”, que cuenta con fallo del Dr. Ballestero, titular en su momento de ese juzgado, y que ha sido difundido tanto en sus considerandos como en su parte resolutiva.

Los Dres. Miguel Ángel Espeche Gil, Julio Carlos González, Graciela González y Néstor Forero (integrantes de ese grupo de trabajo), han elaborado un documento con fuerte argumentación de carácter jurídico, histórico y  económico; y lo han presentado a título personal y como   simples ciudadanos, ante el mismo juzgado, justificando su presentación en el derecho a peticionar conforme los derechos amparados en la Constitución Nacional y también en la obligación que les impone la tarea que  les fuera  encomendada.

Como bien tiene acreditado el fallo del Juez Ballestero existen hechos ilícitos y delitos perpetrados en el período 1976 a 1983 y la evidencia irrefutable que dichos hechos han dado fundamento a la instrumentación de compromisos internacionales de la Nación que contienen vicios insalvables, y que la continuidad de estos hechos viciados de nulidad absoluta se manifiesta en cada renegociación que ha tenido que afrontar el país.

La legitimación de la petición se halla justificada en el Art. 1047 del Código Civil, que dice: “La nulidad absoluta puede y debe ser declarada por el juez, aún sin petición de parte, cuando aparece manifiesta en el acto”.

Entienden los solicitantes que, en la causa conocida como “Olmos 1”, ha faltado la declaración de nulidad absoluta por los hechos ilícitos y fraudulentos que el juzgado ha detectado en no menos de 477 oportunidades. Tales acciones hablan por sí solas de las irregularidades injustificables que demuestran la existencia de un magno fraude en perjuicio de la Nación.

El tratadista Agustín Gordillo enseña: “El interés difuso o derecho de incidencia colectiva tiene un campo de aplicación mayor, pues comprende a todos los que se hallan directa o indirectamente, material o moralmente, afectados por un acto, hecho u omisión producido por el ejercicio de funciones administrativas públicas o por conductas de particulares. Su más clara materia de aplicación es la tutela del medio ambiente y de la legitimidad del obrar administrativo en cuanto importa erogación de fondos públicos eventualmente incausados o irregular, en detrimento del patrimonio de los habitantes que deben sostener con sus impuestos esa acción y sufrir sus consecuencias”.

Con el convencimiento de cumplir con el deber ineludible de servir a los intereses de la Nación preservando su patrimonio, solicitaron al juez que declare la nulidad absoluta de todos los actos investigados, que dieron sustento y viabilizaron la concreción de hechos ilícitos y delitos probados irrefutablemente en la causa, que dieron lugar a la sentencia pronunciada el 15 de julio de 2000, por el entonces juez de la causa Dr. Jorge Ballestero.

Independientemente de las responsabilidades personales, indudablemente en la causa se encontraron  hechos ilícitos que concatenados han configurado la más escandalosa maniobra en desmedro de los intereses del país, causando un daño de magnitudes nunca verificadas en la historia argentina.

Aún si se consideraran aisladamente los actos por los que se instrumentó el endeudamiento, los mismos adolecen de vicios insalvables que sellan definitivamente su suerte.

El Art. 14 de la ley 19549 dispone que el acto administrativo es nulo, de nulidad absoluta e insanable cuando: “la voluntad de la Administración resultare excluída por error esencial, dolo, en cuanto se tengan como existentes hechos o antecedentes inexistentes o falsos, o por simulación absoluta; o por falsos los hechos o el derecho invocado; o por violación de la ley aplicable, de las formas esenciales o de la finalidad que inspiró su dictado”. Todos estos preceptos se verifican en la causa.

Correlativamente el Art. 17 de la misma ley establece que: “el acto administrativo afectado de nulidad absoluta se considera irregular y debe ser revocado o sustituído por razones de ilegitimidad”.

Por su parte, el Código Civil en su Art. 502 señala:” la obligación fundada en una causa ilícita es de ningún efecto”; a su vez, los actos viciados de fraude  y simulaciones ilícitas están incorporadas al Art 954 del C.C. que impone la nulidad cuando una de las partes (en este caso los acreedores) obtuviera una ventaja patrimonial desproporcionada y sin justificación.

También y en su momento, deberá contemplarse el Art. 802 para el caso de las renovaciones y refinanciaciones de actos nulos, ya que el mismo expresa taxativamente: “si la obligación anterior fuese nula, o se hallaba ya extinguida el día que la posterior fue contraída, no habrá novación”; y los artículos posteriores al 784, que tratan “en dar en pago lo que no se debe”.

Con esta fundamentación deberá declararse la nulidad de toda pretendida deuda que tenga por origen estos actos  ilícitos. Es decir, que queda involucrada, por lo menos, el grueso de la deuda externa original contraída durante el proceso militar, y consecuentemente toda negociación y refinanciación posterior de esa deuda queda involucrada en el pedido de declaración de nulidad absoluta.

Correlativamente, con esta clara posición jurídica, han presentado en su solicitud un análisis sobre la balanza de pagos del país correspondiente al período 1978/1981, de cuyas cifras surge que las remesas al exterior injustificadas  se corresponden de la siguiente manera:

Años                                        1978                    1979                 1980                  1981
Cuentas de Capital                 3092                    2028                  6805                 8882
Transacciones Ctes.                138                     1864                  7883               10436
Ajustes                                   (700)                    (800)                  (900)              (1000)

Totales                                   2530                     3892                 13788              18318

(En millones de dólares)

En definitiva, del examen del Balance de Pagos surgen contundentemente estas cifras:

Total de Remesas al exterior injustificadas               38.528  millones de dólares
Menos
Posición deudora neta                                              (31.794)  millones de dólares

POSICION NETA ACREEDORA DEL PAIS         6.734   millones de dólares

Es decir, que si las autoridades monetarias  hubieran registrado correctamente las operaciones cambiarias, bancarias y de comercio exterior, aún con el enorme fraude de la contracción de la ilícita deuda externa, el país, al regreso de la democracia, no sólo no hubiera registrado deuda externa sino que hubiera detentado una sólida posición financiera acreedora en su relación con el mundo.

La argumentación presentada los llevó a reflexionar que es imposible que, en un país que se autodenomina civilizado, los autores de esta tragedia continúen disfrutando de la más absoluta impunidad, mientras las secuelas de su accionar es soportado por todo el pueblo argentino. Esta impunidad no es inocua para el patrimonio nacional, y tanto en el orden penal, cuanto en el orden civil, con respecto a las responsabilidades patrimoniales que les cabe por su proceder, tanto en el resarcimiento al Patrimonio de la República, por los actos y sus secuelas por ellos cometidos.

De esta manera, los solicitantes peticionan que todos los responsables de la contracción de la ilegítima deuda externa respondan con su patrimonio personal por haber participado en tan magno fraude.

Al punto se debe dejar en claro la imprescriptibilidad de la acción de nulidad absoluta; la doctrina es clara al respecto; el ya mencionado Art 1047 del Código Civil dice: “la nulidad absoluta no es susceptible de confirmación”, es decir, que el pedido de declaración de nulidad no se ve afectado por el tiempo. La imprescriptibilidad de la acción es directa consecuencia de la imposibilidad de confirmar el acto, pues argumentar que el pedido de nulidad absoluta prescribe, equivaldría a permitir la confirmación tácita del acto nulo por el mero transcurrir del tiempo. La Corte Suprema de Justicia ha dicho: “lo que es inmoral, lo que es contrario al orden social, o que se reputa inexistente por falta de formas substanciales, no puede subsanarse por el transcurso del tiempo. El acto será siempre inmoral, contrario al orden público o carente de las formas indispensables, cualquiera sea el número de años que hayan pasado desde su celebración. El tiempo es impotente para
transformar lo inmoral en moral, lo ilícito en lícito, lo informal en formal, y siempre el acto conservará el vicio original”.

Esta argumentación rebate el falso criterio que sostiene que la oportunidad de declarar la nulidad de la deuda fraudulenta había concluído con la llegada de la democracia o en su defecto al término del año 2001.

También los presentantes han solicitado la restitución de las sumas pagadas en exceso más los intereses correspondientes, conforme lo dispone el Art.  32 del Código Penal: “el que por título lucrativo participare de los efectos de un delito, estará obligado a la reparación hasta la cuantía en que hubiere participado”. Como corolario al pedido de declaración de nulidad solicitan se declare la obligación de restituir las sumas de dinero entregadas por la Nación a quienes no eran legítimos acreedores, por deudas inexistentes y/o instrumentos viciados de nulidad absoluta. Las sumas a reintegrar deben hacerlo con más intereses, si era de buena fe, desde el día en que les sea requerido, si era de mala fe, desde el día del pago sin causa.

En este orden, la República Argentina, una vez identificada la secuencia de renovaciones, refinanciaciones y pagos de deuda cuyo origen es ilegítimo, deberá reclamar la devolución de los pagos efectuados por deudas declaradas nulas, con más sus intereses, y/o aplicar los mismos a la cancelación de deudas legítimas.

De obrarse de esta manera, una vez caída la deuda ilegítima, los pagos efectuados sin causa legal, (es decir, haber pagado lo que no se debe), podrían ser parcialmente aplicados al pago de las deudas legítimas. Como la República Argentina ha pagado desde 1976, una cifra cercana a los 218.000 millones de dólares, los pagos efectuados por deudas ilegítimas, deberían cancelar toda la deuda legítima y aún el país quedaría en una posición acreedora internacional.

Además al iniciar una causa de prescripción en el fuero contencioso administrativo se hace necesario que el poder ejecutivo haga suya esta causa que implicaría que los responsables durante el proceso de contraer fraudulentamente la deuda externa respondan con todos sus bienes particulares. (Martínez de Hoz, su equipo y demás miembros de los equipos económicos de 1976 a 1983).

En cuanto al Club de París nos encontramos que numerosas empresas han trasladado sus pasivos al Estado Nacional, entre ellas podemos mencionar Papel Prensa, Socma, Sideco, Papel de Tucumán, Ford, Perez Companc, Renault, etc.

Producida una auditoría sobre las mismas se encontró que el 50% de las firmas auditadas que solicitaron seguros de cambio, adolecían de irregularidades por lo que se debió dar de baja estas deudas. La intervención de los por entonces funcionarios del BCRA (por caso Carlos Melconian) abogaron por el reconocimiento de las deudas  a pesar de las fragantes fraudulencias.

El caso más conocido ha sido Cogasco, que solicitó un seguro de cambio de 918 millones de dólares, que a poco de auditarse se encontró que más de 800 millones de dólares solicitados como compensación no correspondían a ningún tipo de operación que guardara racionalidad, a tal punto que la empresa retiró su solicitud de seguro de cambio. Posteriormente en las negociaciones que el por entonces Sec. De Hacienda Dr. Mario Brodherson realizó con autoridades de la firma en parís en 1985, la deuda volvío a calcularse dentro del monto debido al Club de París. Y desde entonces se reputa como tal y corren los intereses por una deuda que no fue tal y que en su momento ha sido reconocida por la misma empresa.

Se debe tener en cuenta que la deuda que exige el Club de París puede y debe reputarse como “deuda odiosa”  (como en varias oportunidades la doctrina legal estadounidense ha considerado casos similares) y como tal repudiarse, ya que la misma tiene origen en un gobierno de facto y corresponde a operaciones ilícitas y fraudulentas,  Es una deuda manchada con sangre.

Los diversos actos que se vinculan al desarrollo del endeudamiento externo durante más de 30 años tienen consecuencias actuales y futuras, que afectan a todas las instituciones y a la totalidad de la sociedad en general en todos sus aspectos, su gravedad institucional y por encontrarse comprometido el bienestar de los argentinos hace imperioso la difusión y poner en conocimiento de toda la población que se ha efectuado la petición de nulidad de los actos irregulares y delictuales juzgados  en la causa.

Estamos ante una colosal oportunidad para que desaparezcan para siempre las deudas del Estado fraguadas y mantenidas contra todo derecho.

Los autores de la petición de nulidad absoluta de la deuda externa analizada por ese juzgado, creen haber cumplido con Dios y la Patria, en el inicio de su bicentenario y haber dado fiel homenaje a Don Alejandro Olmos, sin discursos sólo con hechos.

La Presidenta de la Nación tiene ante sí una oportunidad única en la historia argentina, no solo de repudiar la deuda contraída fraudulentamente durante el proceso, sino que exigir a sus responsables la restitución por la vía patrimonial  del resarcimiento debido al pueblo argentino.

(x) los 4 redactores: los maestros Dres. Julio González y Miguel A. Espeche Gil y sus discípulos, Dra. Graciela González y Dr. Néstor Forero, a los cuales sumó su firma a la presentación un quinto integrante del Grupo de Trabajo, el Lic. Héctor Giuliano

JAURETCHE Y LOS “SUPERTARADOS” (AHORA TARADOS A “CHIP”)

In Sin categoría on enero 31, 2011 at 8:00 pm

Por Francisco José Pestanha

fpestanha@hotmail.com

–         Algunas reflexiones sobre el periodismo militante

“Sabíamos del orinitorrinco por la escuela y del baobab por Salgari, pero nada de baguales, ni de vacunos guampudos e ignorábamos el chañar, que fue la designación del pueblo hasta que le pusieron el nombre suficientemente culto de Lincoln”

– Arturo Jauretche –

La ligazón existente entre los medios de comunicación y nuestra cotidianeidad, y la influencia que éstos ejercen sobre opiniones y conductas resultan en la actualidad cuestiones indubitables. Una posición a mi juicio extrema pero que da cuenta del fenómeno, ha llegado a sentenciar que en la vida moderna el orden de prioridades establecidas por los medios de comunicación determinan la capacidad de discriminación temática en el público, por cuanto éste, responde a los mismos criterios de prioridades presentes en los medios de comunicación de masas”.[1] Se compartan o no los alcances de dicha afirmación, cierto es que los mass media constituyen parte integrante de nuestro periódico devenir ya que ellos contienen un potencial capaz de incidir en conciencias, razonamientos y valoraciones.

Recientemente se ha abierto una muy saludable polémica respecto a la naturaleza, a las formas, y las modalidades en que debe desarrollarse la actividad periodística con especiales referencias a una de sus variantes: la del “periodismo militante”. He tenido la providencial ocasión de inmiscuirme superficialmente en esta disputa advirtiendo que lamentablemente en la mayoría de las opiniones vertidas en los grandes medios – voluntaria o involuntariamente – se ha omitido toda referencia a un dato de la realidad que no puede soslayarse al momento de especular sobre ejercicio de dicha actividad y de otras tantas profesiones; me refiero a la dinámica de relaciones desiguales de poder que han determinado y aún determinan el universo de lo humano.

Tales relaciones sostuve con cierta vehemencia, no se manifiestan exclusivamente en el orden de lo económico sino que se expresan también en el universo de lo cultural, y en tanto, en el campo de lo intelectual, concluyendo en aquella oportunidad que aquellos individuos, comunidades o pueblos sometidos directa o indirectamente improntas palpables o impalpables de sojuzgamiento, han adoptado históricamente las más diversas estrategias y modalidades de resistencia, y que en el caso argentino, Manuel Ugarte, Rodolfo Kusch, Abelardo Ramos, Fermín Chávez, Arturo Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz, entre otros tantísimos, han asumido y representado en su época lo que ahora denominamos la “matriz resistente”.

–         Periodismo y medios –

Desde que el canadiense Marshall Mc. Luhan proclamó que toda “… herramienta humana y/o construcción social puede estudiarse como un medio de comunicación cuyo mensaje es el conjunto de satisfacciones e insatisfacciones que éste genera[2], razonamiento que compone su archiconocido aforismo “el medio es el mensaje”, millares de científicos sociales, psicólogos, semiólogos y demás profesionales vinculados con el prodigio de la comunicación se han abocado al análisis de tal fenómeno. Sin embargo, tal como sostienen Laureano Ralón y María Cristina Eseiza en un trabajo titulado sugestivamente  Arturo Jauretche y Marshal Mcluhan: Trazando un paralelismo entre re-trivialización y barbarie[3], la vigorosa incidencia de los medios de comunicación en el ámbito de lo social era abordada tempranamente aquí desde la periferia por un paisano Lincoln, Provincia de Buenos Aires, cuyas inferencias alcanzaron o tal vez superaron las del canadiense. Por su parte, cuando Louis Althusser a comienzos de la década de 1970 publicó sus memorables reflexiones sobre los aparatos ideológicos del estado, posiblemente desconocía que en estas lejanas tierras del sur ese criollo de pura cepa ya los había descrito “en concreto” en los  Profetas del Odio y la Yapa obra publicada en 1957.

Entre otras tantas facetas, Jauretche, consagró su vida a inmiscuirse en una cuestión sumamente significativa para los pueblos de la periferia: aquel que presupone una práctica o más bien una tendencia en los sectores ilustrados de los países sujetos a improntas coloniales (o periféricos) a deslumbrarse por los conceptos, contenidos y metodologías provenientes del “mundo civilizado” – y en tanto –  a seguir sus “modas” conceptuales. Esta verdadera mentalidad escolástica, así definida por el uruguayo Alberto Methol Ferre, es y ha sido sumamente redituable para dichas elites, ya que su “acoplamiento amigable” con las estructuras de producción de sentido consagradas,  les ha permitido y aún les permite acceder a líneas de financiamiento, a publicaciones, a conferencias, a simposios, a congresos, etc. además del prestigio y del reconocimiento público.

En ese orden de ideas don Arturo ya a principios de la década de 1960 denunciaba la existencia de una poderosísima impronta que “…había llevado a elaborarnos una ‘cultura’ a pelo y otra, a contrapelo, o dos culturas paralelas. Una, a la vista,  que identificábamos con el guardapolvo escolar, era la que exhibíamos ante los mayores y en la escuela. La otra, secreta. Este conflicto íntimo lo llevamos todos los argentinos. En mí, creo que ganó la cultura paisana – o si usted quiere, `la barbarie´ – que, seguramente, será poca, pero buena, porque está hecha a base de sentido común y contacto con la realidad”.

Los descubrimientos que don Arturo enunció parcialmente en su obra Los profetas del Odio lo llevaron además a reflexionar en éste y en otros textos subsiguientes, respecto a la íntima relación existente entre el poder y los medios de comunicación. En tal sentido se ha sostenido con certeza que Jauretche demuestra ser totalmente consciente de la magnitud de la acción de los poderes consagrados a través de los medios de comunicación, y la influencia de éstos sobre el individuo y la sociedad. El desarrollo técnico sentenciaba nuestro paisano “… crea una variedad especial de tarado. El tarado con técnica. Que viene a ser técnicamente un supertarado. La última palabra del supertarado técnico es el tarado con transistor». Y agrega, «[el tarado del transistor] está atado a una cadena y no la puede dejar. Y cuando sale de su casa en lugar de llevar la argolla al pié la lleva en la oreja. Como ese Romeo que hemos visto que pudiendo en un portal decir, oír y hacer cosas tan maravillosas, las posterga a la transmisión que le golpea en el oído la lección del pildorero que hace propaganda». Pero su percepción lo lleva aún más lejos: «Imagine el lector una pareja de adolescentes, a la caída de la tarde, oscuro ya, apretados contra un portal. Apretados. ¿Uno contra otro? ¡Sí! Pero con el transistor entre las dos cabezas. Oyendo el episodio o, lo que es peor, oyendo a Alsogaray. La cuestión es oír algo…». Con esta última declaración hecha en febrero de 1960 – cuatro años antes de que McLuhan publicara “Comprender los medios de Comunicación” el libro que presenta al mundo su famoso aforismo, Jauretche parece habérsele adelantado al sumo sacerdote de la cultura pop y metafísico de los medios»[4].

La vinculación entre poder y medios ha sido profusamente tratada durante las últimas cinco décadas por numerosos especialistas nacionales e internacionales, y además expresada en incalculables obras de las que sería imposible dar cuenta aquí. Sin embargo, la gran mayoría de tales especulaciones coinciden en que relación entre ellos se torna cada vez mas indivisible, y además, que los medios masivos resultan hoy instrumentos vitales para la conservación del poder ya sea político, económico o cultural. Si concebimos al poder no como  formula estática, sino como una contínua construcción que requiere enfrentamientos y negociaciones, la lucha por el poder implica en una de sus extensiones la lucha por la producción de sentido, entendiendo a este último, como el conjunto de presupuestos, de variables y de fundamentos sobre los que se asienta un discurso determinado. Los medios de comunicación en la actualidad son esencialmente reproductores masivos de sentido aunque algunos autores ya los consideran productores directos de sentido.

Puede entonces coincidirse con Arturo Jauretche  y  con  Pierre Bourdieu que los medios de comunicación reproducen el sentido de aquellos grupos de poder que cuentan con una posición más privilegiada, utilizándolos para mantener el estatus quo. Los grupos que cuentan con un mayor capital simbólico poseen en una sociedad altamente mediatizada mayores posibilidades de legitimar las decisiones. En ese sentido, nótese que don Arturo refiriéndose en su época a una de las zonceras sobre las que aún se sostiene la legitimidad de cierto periodismo moderno decía: La prensa independiente no existe, y la independencia es una máscara para hacer pasar la mercadería de contrabando como agua corriente incolora, inodora, insípida, para que el estómago del lector no se prevenga defensivamente”. De esta forma el linqueño alertaba respecto a la dinámica de poder que encubre el utópico e idealizado principio de la “libertad de prensa” y del “periodista independiente”.

Pero las observaciones jauretcheaneas se extienden a otras aristas de la vinculación existente entre medios de comunicación y poder. Por un lado denuncia el surgimiento de las agencias internacionales sosteniendo: la artimaña está en ocultar la ligazón de las agencias con los grandes intereses financieros y con los gobiernos de los imperios que prácticamente controlan su  orientación informativa”. Por el otro refiere a la relación entre medios y política: «Mientras los totalitarios reprimen toda información y toda manifestación de la conciencia popular, los cabecillas de la plutocracia impiden, por el manejo organizado de los medios (…), que los pueblos tengan conciencia de sus propios problemas y los resuelvan en función de sus verdaderos intereses. Grupos capitalistas tienen en sus manos la universidad, la escuela, el libro, el periodismo y la radiotelefonía. No necesitan recurrir a la violencia para reprimir los estados de conciencia que le son inconvenientes. Les basta con impedir que ellos se formen. Dan a los pueblos la oportunidad de pronunciarse por una u otra agrupación política, pero previamente imposibilitan materialmente la formación de fuerzas políticas que respondan a las necesidades populares».

Jauretche proclama además: «Esto ocurre aquí y en cualquiera de las llamadas grandes democracias. Mientras en los países totalitarios el pueblo es un esclavo sin voz ni voto, en los ‘democráticos’ es un paralítico con la ilusión de la libertad al que las pandillas financieras usurpan la voluntad hablando de sus mandatos. Proponemos un auténtico ideal democrático. El sometimiento de las fuerzas de las finanzas al interés colectivo”. Y sigue don Arturo: «Porque los medios de información y la difusión de ideas están gobernadas, como los precios en el mercado y son también mercaderías. La prensa nos dice todos los días que su libertad es imprescindible para el desarrollo de la sociedad humana, y nos propone sus beneficios por oposición a los sistemas que la restringen por medio del estatismo. Pero nos oculta la naturaleza de esa libertad, tan restrictiva como la del estado, aunque más hipócrita, porque le libre acceso a las fuentes de información no implica la libre discusión, ni la honesta difusión, ya que ese libre acceso se condiciona a los intereses de los grupos dominantes que dan la versión y la difunden»  y además  «Porque estos periódicos tan celosos de la censura oficial se autocensuran cuando se trata del avisador; el columnista no debe chocar con la administración”[5].

Concluyo este apartado advirtiendo que aunque reconozcamos que los medios de comunicación han adquirido el protagonismo descripto precedentemente, tal como acredita nuestra propia historia, su imperio nunca es ilimitado. La actividad desarrollada por los integrantes de la Fuerza de Orientación Radical para la Joven Argentina (FORJA)[6] en el decenio 1935-1945 y de otros protagonistas del campo nacional, excluidos de todos los medios masivos de la época, pudo perforar el presuntamente impenetrable muro de universo mediático y llegar a las masas casi sin recursos. Por su parte la campaña que llevo al gobierno al primer peronismo en 1946 logró penetrar un acorazado mediático casi unánimemente opositor.

 

–         Medios, periodismo y actualidad –

En la actualidad la concentración económica ha producido un nuevo fenómeno: ciertos medios de comunicación han comenzado a constituirse en un poder en sí mismo, y en tanto, se integran o aspiran a integrarse a la dinámica del poder ya no como una herramienta o instrumento sino como un factor concreto. Aunque esta circunstancia probablemente nos desafíe a reflexionar nuevamente sobre esta cuestión, la mayoría de los medios mantienen todavía su matriz instrumental

El periodismo suele ejercerse a través de instrumentos de comunicación que están configurados en forma diversa. Así los hay conservadores y los hay progresistas; los hay revolucionarios y los hay retardatarios; los hay oficialistas y los hay opositores; los hay combativos y los hay contemplativos; los hay concentrados y los hay desconcentrados; los hay modestos y los hay opulentos, etc. pero mientras no constituyan un poder en sí mismo en definitiva “son medios”, es decir, “herramientas”. En esta cuestión hay que ser muy precisos: Todo medio es instrumento de una orientación o de un interés, y el ejercicio específico de la actividad periodística dentro cada uno de ellos dependerá ciertamente de tales orientaciones e intereses en un marco de relaciones donde de una lucha de poder se encuentra omnipresente. En tal contexto resulta absolutamente ilusorio pensar en un ejercicio periodístico de cierta trascendencia aislado de la dinámica de humana de poder.

En toda sociedad además existen individuos que poseen una marcada tendencia hacia la idealización de ciertas disciplinas y profesiones. En occidente, el liberalismo ha contribuido a forjar un prototipo “idealizado” de periodista asociado con la labor investigativa o de difusión de noticias o acontecimientos, donde el respeto por “la verdad”, el “rigor investigativo” y la “objetividad” constituyen el norte de su actividad. Cuando se refiere a las prácticas periodísticas, suele hacerse referencia a una “deontología comunicacional” que nos acerca a ciertos principios éticos que deben orientar su labor.

La figura arquetípica del periodista independiente “fogoneada” por el liberalismo presupone entonces la existencia de un individuo inexplicablemente aislado de un contexto dinámico de lucha por el poder, entendiendo al “poder” en un sentido amplio que engloba todas sus modalidades y aspiraciones posibles, y que no se circunscribe obviamente a lo político.

Como ejemplo de apelación acrítica a dicho arquetipo, bien podemos recurrir a sendos artículos recientemente aparecidos en dos “consagrados” periódicos locales Perfil[7] y La Nación[8] . En ambos textos, puede detectarse nítidamente la presencia de esa figura idealizada a través de la exaltación de un “modelo” de periodista aséptico, objetivo e independiente. Aparece de esta forma el “profesional periodístico” como representante de un “periodismo debe ser escéptico frente al poder” (llamativamente no se aclara cual, pero se parecería que estrictamente respecto del político). Por su parte, el antagonista de este “pulcrísimo personaje”, aparece configurado como un individuo ideologizado, dependiente, prejuicioso, comprometido con los intereses del estado, impulsado por el resentimiento del fracaso. Es  el “periodista militante”, una suerte de difusor de “propaganda con formato de periodismo sin ajustarse al pacto con la audiencia sobre que las opiniones son libres pero los hechos son verdaderos”[9].

He revisado puntillosamente ambas notas y mas allá de ciertos prejuicios presupone tanto la figura idealizada del periodista independiente como la construida respecto a la del militante, lo realmente sugestivo es que en ambos autores parecen desconocer el significado y los alcances que para los países periféricos reviste del concepto de “periodista militante”.

El periodismo “resistente” o “militante” es una modalidad de ejercicio periodístico desarrollado en los países periféricos al calor de las luchas independentistas y anticolonialistas. Así como los pueblos sojuzgados material y culturalmente han resistido también – material y culturalmente – contra dichas improntas, el periodismo militante ha acompañado esa batalla mediante una práctica periodística orientada a tales fines. Raúl Scalabrini Ortiz fue un claro exponente de dicha práctica, ya que consagró su vida a demostrar en su época como el capital extranjero especialmente el británico era una organización económica y financiera montada para extraer regalías extraordinarias a costa del trabajo argentino.

Cuando hago referencia a lo periférico incluyo obviamente a esa verdadera epistemología que fue emergiendo de los pueblos sujetos a improntas coloniales o semicoloniales, y a su batallar contra las superestructuras culturales consagradas. Sobre estas cuestiones mucho se ha escrito. Recomiendo a los autores de sendas notas la lectura del magnífico acerbo del pensamiento nacional y latinoamericano.

El Periodismo militante o resistente vino de esta forma romper con el estereotipo burgués del periodismo independiente consolidado en la vieja Europa a la sazón las cruzadas antimonárquicas, asumiéndose como actividad situada en un lugar determinado, el de la periferia. Su contienda ya no es contra una forma  institucionalizada de poder o de gobierno (la monarquía), su lucha es contra la opresión colonial provenga de donde provenga con independencia de la modalidad política o institucional que asuma.

En ese orden de ideas el periodista militante o resistente no ejerce una “profesión” independiente desde “el utópico Olimpo” para garantizar las libertades conquistadas. Muy por el contario, el periodista militante se asume inmerso dentro las fuerzas que operan en la realidad desde una posición concreta para conquistar la liberación. El periodista militante es eutópico ya que persigue una utopía posible. Este sea tal vez su pecado, ya que el periodista militante rompe con la asepsia consagrada y toma clara posición manifestando sus objetivos.

Para quien les escribe, resulta cuanto menos lamentable la forma en que ciertos medios locales “consagrados” han elevado el pedestal a comunicadores cuyo único merito tal vez haya sido el de descubrir alguna de las tantas corruptelas que acontecen en el manejo del estado, pero que jamás tuvieron la sagacidad y la valentía de inmiscuirse en las causas esenciales de esa corrupción, cuyos orígenes mucha veces pueden encontrarse  en el seno de las empresas y corporaciones que patrocinan a los mismos medios de los que reciben sus abultados salarios. Contraponer tales figuras otras que desde el llano batallan cotidianamente contra la censura y el oscurantismo, resulta cuanto menos indignante.

La confusión entre militancia y oficialismo constituye otro craso error que aparece en los artículos analizados. En los países periféricos es periodista militante quien se asume como instrumento de liberación y orienta sus investigaciones para contribuir con ella. En estos tiempos hay periodistas militantes que acompañan críticamente al gobierno, pero también los hay dignos críticos y opositores, ya que como enseñaba el tirano depuesto, el proceso de liberación material y cultural es lento y progresivo, requiere esencialmente tiempo, y en tanto, resulta lógica la existencia de posiciones diferenciadas y  lecturas diferentes.

La referencia despectiva hacia “lo militante” o tal vez su negación, nos remite al comienzo de este trabajo, en donde denunciamos la existencia en sector importante de nuestras elites de una tara recurrente que los impulsa a “fugarse” hacia las modas escolásticas. La negación de nuestro carácter periférico, y la tentativa de aplicar categorías “clásicas” para el análisis del fenómeno periodístico en nuestra propia realidad es una forma nítida de fuga. Si la ingenuidad fue el motor que impulsó a los columnistas a despreciar “lo militante” habrá que “desazonzarlos” como enseñaba Jauretche, mas creo inferir por quienes suscriben las notas referidas, que es probable que ambos artículos criticados provengan de esa “cocina periodística” de la que hablaba Jauretche, donde se entremezclan ingredientes y recursos para manipular la información.

Anhelo que estas breves cavilaciones resulten una sana contribución a la polémica desatada, y a la vez, al esclarecimiento respecto a la naturaleza y los caracteres de una modalidad periodística que, para quien les escribe, mucho ha de contribuir a la conformación de una nación digna y autosuficiente.


[1] Enric Saperas: “Los efectos cognoscitivos de la comunicación de masas”. Ariel editorial. Edición 1987.

[2] Laureano Ralón y María Cristina Eseiza Arturo Jauretche y Marshal Mcluhan: Trazando un paralelismo entre re- trivialización y barbarie”. Publicado en : www.dialogica.com.ar

[3] Laureano Ralón y María Cristina Eseiza: Op. Cit.

 

[4] Citas y reflexiones extraídas del trabajo de Laureano Ralón y María Cristina Eseiza: op.cit

[5] Arturo Jauretche: Textos extractados de: “Opinión Pública y Democracia”. 17/11/1941. Escritos Inéditos – Corregidor 2002. Los Profetas del Odio y la Yapa. La colonización pedagógica. A. Peña Lillo Editor. 1975. Pueden consultares mas textos de Jauretche en la página: www.elforjista.unlugar.com

[6] Para tomar cabal comprensión de la labor forjista en este sentido, pueden consultarse entre otras obras «F.O.R.J.A. una aventura argentina (De Yrigoyen a Perón) de Miguel Ángel Scenna, en dos tomos de Editorial Oriente Edición. 1972 y “F.O.R.J.A; 70 años de Pensamiento Nacional, de autores varios, en tres tomos, editado por la Corporación Buenos Aires en el bienio 2006-2007.

[7] Jorge Fontevecchia: “Periodismo militante y subversión de la verdad”. Diario Perfil .Domingo 9 de enero de 2011

[8] Silvio Waisbord “El error de la prensa militante”. Periódico “La Nación”. Miércoles 12 de enero de 2011

[9] Jorge Fontevecchia: “Periodismo militante y subversión de la verdad”. Diario PERFIL. Domingo 9 de enero de 2011